Quienes se dedican a la comunicación muchas veces pierden el foco. Sucede a pesar de las buenas intenciones, y ocurre con mucha más frecuencia de lo que se cree.

La verdad es que no se trata de enviar muchas gacetillas de prensa, o lo ocurrente y original que pueda ser el mensaje, ni siquiera la cantidad de repercusiones que un comunicado haya alcanzado. No se trata de captar la atención del público. La clave es enfocarse en la acción: hacer una diferencia en el comportamiento del público persuadiéndolo con un producto, un servicio o un punto de vista. Y aún hoy muchos continúan midiendo la eficacia de su gestión de la comunicación por la cantidad de veces que salió publicada una gacetilla…

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El camino es ser relevante para el público. Ser relevante es el único modo de asegurarse que no ha perdido el foco.

Hace años, cuando los tableros de control estaban de moda, pregunté al responsable de la comunicación de Unilever si implementaría uno para medir la gestión de la comunicación. Me dijo que no, y que en caso de hacerlo, instalaría uno en la góndola, donde realmente podía observar el comportamiento de su audiencia.

Un mensaje relevante es un mensaje que hace una diferencia en la vida de las personas: resuelve un problema, convence, es aplicable, es práctico, o simplemente conmueve y lleva a cambiar de conducta.

Es un tema para pensar y para volver sobre él muchas veces. Porque muchas veces se pierde el foco.